¿Sabía usted que muchos países, entre ellos los que conforman la Unión Europea y Estados Unidos, preparan sus legislaciones para condicionar las importaciones de productos agrícolas a que previamente se suministre información acerca de qué cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) se emitió a la atmósfera para fabricar o cultivar el bien en cuestión?
El resultado de ese cálculo es denominado huella de carbono (HC) y la exigencia de que esa información esté disponible y visible en el empaque del producto es su etiquetado, acciones que se están promoviendo desde la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático con miras a la reducción o mitigación de las emisiones de GEI.
La HC es considerada como un indicador de la cantidad de GEI generada y emitida por una empresa o durante el ciclo de vida de un producto a lo largo de la cadena de producción. Los gases que tienden a elevar las temperaturas, además del dióxido de carbono (CO2), son el metano, el óxido nitroso, el hidrofluorocarbono, el perfluorocarbono y el hexafluoruro de azufre.
Ese cálculo se presenta en toneladas equivalentes de dióxido de carbono (tCO2e), con la finalidad de poder expresarlo en una unidad común, y se obtiene multiplicando las emisiones de cada uno de esos seis GEI por su respectivo potencial de calentamiento global al cabo de 100 años.
Esas precisiones están contenidas en la guía práctica Huella de carbono y exportaciones de alimentos, preparada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el marco del proyecto “Reforzar las capacidades de los gobiernos y exportadores de alimentos para adaptarse a los requisitos del cambio climático”. La versión en digital se encuentra en la dirección web http://www.eclac.org.
Iniciativa en curso
En noviembre pasado se organizó en el país un taller de capacitación para la medición de la HC, con los objetivos de dar a conocer y analizar la situación actual de la huella de carbono de los agro-productos exportables, las principales experiencias nacionales y las metodologías utilizadas en esta materia, y estimular un debate técnico con miras al fortalecimiento institucional e individual. Uno de los materiales de apoyo utilizados en el taller fue la referida guía.
El taller nacional forma parte del indicado proyecto, que se ejecuta en cuatro países de la región latinoamericana: Nicaragua, Ecuador, Colombia y República Dominicana, y tendrá una duración de tres años.
En el país se implementa conjuntamente con el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEI-RD), el Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), el Instituto del Comercio Exterior y la Innovación Empresarial (ICEi) y la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo).
Los productores locales se han erigido en líderes mundiales en la exportación de guineo, café y cacao orgánicos hacia Europa y Estados Unidos. Cuando en los años 2013 y 2014 en esos destinos se implemente por ley el etiquetado de la huella de carbono, ¿estarán esos empresarios en condiciones de satisfacer el nuevo requerimiento?
Nanno Mulder, de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, ha indicado que con el proyecto procuran ayudar a los productores a prepararse para cumplir con el requisito de medir la huella de carbono asociada al sector exportador.
En tanto, Omar Ramírez, vicepresidente ejecutivo del CNCCMDL, ha indicado que en el rol de autoridad nacional en política climática, “es de suma importancia integrar a las empresas dominicanas en los mecanismos de carbono, y así propiciar su permanencia y eventual expansión dentro de mercados de consumo cada vez más exigentes. Nuestro apoyo no se limita a que las empresas puedan medir su huella de carbono, sino a que también puedan disminuirla”. Ha precisado que la reducción de las emisiones de GEI conlleva una reducción en los costos de producción, además de propiciar coherentemente la movilidad de la responsabilidad social.
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CONTABILIDAD DE LA HUELLA DE CARBONO
La guía práctica Huella de carbono y exportaciones de alimentos dedica su primer apartado al concepto, antecedentes y tendencias del cambio climático; luego se detiene en la relación entre el comercio internacional y el cambio climático.
En este acápite informa que los aportes de los gases de efecto invernadero del sector agrícola representan el 15% de las emisiones mundiales, siendo los principales gases emitidos el óxido nitroso (46%) y el metano (45%) – sus principales fuentes son el uso de abonos y fertilizantes, la gestión del estiércol y el cambio en el uso de los suelos-.
Su tercer apartado lo destina a ofrecer información de cómo medir la huella de carbono, en el que se refiere a las calculadoras de carbono, que permiten estandarizar y facilitar el cálculo, y a las entidades, tanto públicas como privadas, que se dedican a la medición y certificación de la huella de carbono.
Luego se refiere a la procedencia geográfica de las iniciativas orientadas a mitigar los impactos ambientales en los productos comerciados y, finalmente, a los beneficios de reducir las emisiones de CEI.
Entre esas bondades cita una mayor sustentabilidad del negocio, la identificación de procesos o insumos que requieren de ajustes y que la experiencia de mejoras en la empresa suele ser replicada en los hogares, lográndose reducciones en los costos de energía y en la gestión del manejo de residuos y del agua.
Fuente: Listin Diario
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