La utilización del biogás como fuente de energía renovable despertó un gran interés en los últimos años debido a su fácil implementación, sobre todo en sectores rurales, señaló la FAO que lanzó un manual sobre este biocombustible.
En tanto, el proceso también puede generar biofertilizante, lo que lo hace una forma atractiva de producir energía y abono a partir de desechos orgánicos como los que produce la agricultura.
Para fomentar su aplicación en América Latina y el Caribe, la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, FAO, lanzó en Chile el «Manual del Biogás», junto con el Ministerio de Energía de Chile y el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, PNUD.
«Estamos seguros que esta tecnología puede ser una gran aporte para los agricultores de América Latina y el Caribe, ya que todos los esfuerzos que apunten hacia la sustentabilidad y la generación de energías renovables son fundamentales para el desarrollo de la actividad agrícola», aseguró Alan Bojanic, oficial a cargo de la Oficina Regional de la FAO.
El subsecretario de Energía de Chile, Sergio del Campo, señaló durante el lanzamiento que, «el presidente Piñera ha hecho un compromiso para acelerar y aumentar el uso de energías renovables no convencionales y de sistemas de transmisión que aseguren el uso de estas energías».
«Sin duda, este libro contribuye a esta carta de navegación y por eso hay que hacerlo llegar a distintos sectores de la población», comentó.
Desde una perspectiva de los países desarrollados y en desarrollo, el uso de fuentes de energía no convencionales contribuye a cumplir tres necesidades básicas: mejorar las condiciones sanitarias mediante el control de los desechos orgánicos; generar energías renovables y suministrar bio- fertilizante para los cultivos.
El biogás es una opción para diversificar la matriz energética y generar abonos naturales a partir de desechos orgánicos
Mientras que el manejo adecuado de residuos provenientes de la actividad agropecuaria puede contribuir significativamente a la producción y conversión de desechos animales y vegetales en distintas formas de energía, que se pueden utilizar para la generación de electricidad, calefacción y para la cocina, entre otros.
El reciclaje de materia orgánica ha recibido un fuerte impulso en los últimos años, debido al alto costo de los fertilizantes químicos y de la energía, lo que ha llevado a buscar alternativas no tradicionales.
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